El año 2012 fue el peor en cuanto a hectáreas forestales quemadas, con más de 200.000, en lo que llevamos de siglo. Este año, la superficie quemada es testimonial en comparación con el anterior y con la media del decenio a estas fechas (Datos del Ministerio Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, www.magrama.es), esto es en gran medida gracias a la abundancia de lluvias caídas en toda la geografía española. Aun así, gran cantidad de expertos auguran una campaña de verano dura si las condiciones meteorológicas no acompañan.
Para intentar no vernos sorprendidos por uno de ellos en nuestras fincas de caza, muchas de ellas con grandes extensiones de monte con gran cantidad de combustible vegetal acumulado, o al menos minimizar el daño que pudiera provocar en nuestros terrenos, debemos adoptar las medidas que estén en nuestras manos.
Sería conveniente gozar de una red de caminos eficiente dentro de la finca, intentando mantener los márgenes limpios de vegetación, y en la medida de lo posible limpiar una franja suficiente a ambos lados, reduciendo la espesura y rompiendo la continuidad del combustible a modo de áreas de defensa contra incendios.
Asimismo, es muy importante tener limpios los cortaderos o tiraderos que tengamos en la finca, para ello, la utilización de ganado puede ser muy provechosa y barata, y si no contáramos con ganado propio en la finca, es muy posible que algún ganadero de la zona quisiera pastar esas zonas que queremos tener libres de matorral y vegetación por menos de lo que nos costaría una cuadrilla con desbrozadoras o una máquina de cadenas.
A la hora de facilitar los trabajos a los dispositivos de lucha contra incendios, la posesión de puntos de agua accesibles tanto a autobombas como a helicópteros, puede aumentar su eficacia de manera sensible. Realizar la adecuación de charcas, albercas, piscinas o pozos, de los que dispusiéramos en la finca para su uso, es un acierto a todas luces que no resultaría excesivamente caro. Así como en caso de tener alguna cisterna mantenerla llena de agua durante la época estival por si fuera necesaria usarla para abastecer a las autobombas que pudieran atender un fuego en nuestra finca.
Los rastrojos en verano pueden servir al fuego para trasladarse de manera muy rápida entre manchas, una pasada del arado en los límites de estos con el monte a modo de cortafuegos, puede suponer una ventaja a la hora de cortar un avance de un frente de llamas, y un ahorro de trabajo a las brigadas que pueden utilizarlo como apoyo para sus acciones frente al incendio.
Para finalizar, quiero resaltar la gran importancia que la educación social tiene en la prevención de los incendios forestales, el uso del fuego negligentemente, es una de las mayores causas de incendio forestal en nuestro país. Tenemos que intentar abandonar la quema de rastrojos de manera furtiva, y solo realizar quemas con los correspondientes permisos y bajo condiciones de seguridad muy estrictas y a ser posible con supervisión técnica.
A todos nos gusta disfrutar de una barbacoa en el campo cuando hace buen tiempo, pero tenemos que tener claro, donde y cuando podemos, en verano lo mejor es no hacerla.
Si llegado el día, vemos una columna de humo en nuestros terrenos, lo primero, avisar al 112.
Javier Pérez-Olivares y Pérez-Guzmán
Ingeniero de Montes
Publicado originalmente en Captiva nº 17 en mayo de 2013
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