¡Larga vida al perro de muestra!


Bien avanzada la menor, en tiempo de becadas y perdices, cuando emergen esos canes especialistas que nos ponen la percha en bandeja, quiero aprovechar para rendir merecido tributo y homenaje al perro de muestra.

¿Pues qué sería de nosotros sin ellos...?.

Amigos, confidentes y sufridos compañeros que comparten con nosotros aciertos y errores en cada jornada de caza.



Homenaje al perro de muestra

Comparto mis experiencias cinegéticas con un setter inglés, pero no por ello pretendo que estas líneas sean exclusivas o dejen de lado la figura de otras muchas razas cazadoras igual de importantes para ti, como para mí puede ser el setter.

Al final, la elección de una raza u otra puede depender de muchos factores.

En unos casos, tendrá que ver con la casuística del terreno en el que cazamos o el tipo de modalidad cinegética que practiquemos.

En otros, por los propios requisitos que le exigimos a nuestro auxiliar.

Y en muchas ocasiones, la elección se simplifica desde una perspectiva de amor a primera vista, como fue mi caso con el Setter Inglés.

Pero todos y cada uno de ellos, con sus cualidades y capacidades, son esenciales en nuestras jornadas de caza.

Hasta el punto de que, si bien a menudo nos esforzamos en denominarlos auxiliares, con frecuencia tengo la duda de quien en realidad asiste al otro.
Pues en mí opinión, el verdadero protagonista es él: El perro.




¿Por qué debemos homenajearlos? 

Para mí es difícil transformar en palabras lo que llego a sentir cuando en pleno monte, giro la vista hacia un lado y lo veo a él, acompañando mis pasos, concentrado en la búsqueda, salvando cada obstáculo a base de raza y tesón, sin prestar atención a las heridas que ello le genere, porque el objetivo es perseguir un objetivo común y el logro de alcanzarlo, sosiega el esfuerzo, mitiga el dolor y sirve de recompensa.

Es complicado expresar esa complicidad, cuando se cruzan nuestras miradas y en ese breve instante de silencio, interpretamos nuestros sentidos y ambos entendemos lo que esperamos el uno del otro, el camino que debemos seguir o cómo debemos afrontar el siguiente lance.

Como incansables cazadores, nos contagian su afición, nos impiden desfallecer y nos sirven de impulso para superar nuestros propios límites y capacidades.

Seguramente, estas torpes líneas no conseguirán nunca transmitir la verdadera esencia de ese sentimiento de libertad compartida que nos concede el monte cada vez que lo visitamos, y que en su compañía, disfrutamos por encima de cualquier otra cosa.




Verdaderos protagonistas 

Son los indudables protagonistas de cada jornada, pero también en cada uno de esos recuerdos imborrables que vamos almacenando en nuestro morral con el paso de los años.

Todos esos lances memorables llevan su firma, su esfuerzo y su tenacidad, pues de otro modo, nunca hubiésemos llegado a vivirlos.

Cada día madrugan, viajan si hace falta y afrontan largas caminatas.

Llueva, nieve o haga sol, porque su fidelidad les impide saltarse una sola clase, y además, están deseosos de compartir cada una de esas vivencias con nosotros.

Su afán de superación, su afición, sus carreras, sus muestras, cada lance que conquistan, lo persiguen con el único objetivo de ponerlo a nuestra disposición.

Aguantan con nobleza nuestros desaires cuando algo no sale como esperamos y luego se conforman con una sencilla muestra de afecto, si consideramos que su actuación lo ha merecido.

Y desde luego, en una sociedad cada vez más desprovista de valores, pocas veces encontraremos un ejemplo tan altruista de entrega y sacrificio.

Pues en realidad, lo único que esperan de sus dueños es cariño y un pequeño porcentaje de la devoción que ellos muestran hacia nosotros.

Porque al final, cacemos o no, hayamos acertado o fallado, cuando acabe la jornada ahí estarán, probablemente exhaustos, pero siempre dispuestos a mostrarnos esa fidelidad que tienen como modo de vida.

¿Acaso no merece esto un homenaje a cada uno de nuestros canes?



Es el momento de rendirles tributo

No esperes a sentir nostalgia, no esperes a tener que escudriñar esas palabras en recuerdo del amigo que se fue, no esperes a que sea tarde.

Valora y pondera su figura en cada jornada de caza, demuéstrale lo esencial que es y concédele merecido protagonismo en cada retrato que compartas de tus cacerías.

Pues solo gracias a ellos llegamos a sentir esa dulce incertidumbre que nos abraza cada vez que pisamos el monte.

Y si en algún momento careces de su compañía, ni tus salidas al campo serán iguales, ni podrás disfrutar de ese confidente fiel, que con independencia de todo lo demás, siempre está ahí acompañando tus pasos cuando giras la mirada.

¡Larga vida al perro de muestra!


Autor: Álvaro Fernández @CuadernodeCaza



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