Javier Pérez, responsable de acercarnos la caza cada viernes con su programa de radio en formato podcast, El Morral del cazador, ha sido propuesto a cazador del año de los III Premios Playmocaza, porque como él muy bien dice, el cazador, es cazador 365 días al año, y es bastante evidente que esta frase le representa.
Javi es una persona que ha estado ligado a la caza y al campo toda su vida. Desde muy pequeño ya acompañaba a sus abuelos y su padre en las largas jornadas cinegéticas o bien sus salidas al campo en el tiempo de veda para cuidar de la fauna o de la flora, ¡la cosa era estar en el campo!
Él representa la esencia de la caza, el respeto y el amor al campo y así nos lo transmite en su podcast de caza, El morral del cazador, donde cada semana intenta acercarnos la actualidad del mundo cinegético, enseñarnos cosas nuevas a través de sus entrevistas, desde cómo gestionar los cotos a como disfrutar de cada lance y lo más importante, nos enseña que la caza bien entendida no es solo muerte, sino vida. Un programa independiente y que pondera por encima de los beneficios personales o concretos la realidad de la caza, la apuesta firme por una caza tradicional pero con claras intenciones conservacionistas y sobre todo amparado por los valores del respeto. Javi es una persona curiosa y siempre dispuesta a aprender, lo que lleva a que su curiosidad y su verdadero interés por conocer el tema tratado en su programa de verdad acerque a sus oyentes esto. La verdad El morral del cazador es un auténtico regalo para los cazadores, un regalo que ya ha pasado la centenar de emisiones por cierto lo que habla de su interés en la sociedad.
No ha dudado nunca desde su humilde posición en alzar la voz contra aquellos que atacan a la caza y al mundo rural, bien desde fuera o desde dentro del colectivo, al igual que en redes sociales donde siempre que se le ha necesitado a estado para sumar.
Hay quien le dice que es un bohemio de la caza, pues caza con una paralela, concretamente una Ignacio Ugartechea del año ….. y no la cambia por nada, al igual que a su fiel amigo y compañero de fatigas, Lass, su perro. Éste tiene 10 años, y Javier cuenta que fue amor a primera vista, que cuando se vieron por primera vez, el cachorro de bretón con tan solo 2 meses, se echó encima de sus pies y que desde entonces no se han vuelto a separar.
Compartir una jornada cinegética con él, es una suerte, pues el respeto a la fauna es inmenso, no dispara si su perro, Lass, no muestra o saca la pieza, no cesa si cree que la pieza puede estar herida, y si puede la lleva a casa para curarla y devolverla a su habitat. Siempre prefiere dejar a sus compañeros que vivan el lance. Le encanta inmortalizar cada salida al campo y cada lance con videos y fotos. Pero esto no acaba aquí, pues es tal su pasión por la caza que te puede generar charla sobre la misma durante horas. Su mirada en el monte es limpia y basta con verle para ver que en el campo es el mismo y es feliz. El reflejo del respeto por las piezas abatidas no sólo son palabras vanas sino toda una realidad, pues cada perdiz, conejo o animal que arrebata al campo lo considera un regalo que trata con todo el cariño y amor del mundo.
No menos importante es la labor que lleva en su coto donde realiza varias de las gestiones de conservación del mismo, donde por citar algunas mencionaremos la creación y manutención de comederos y bebederos, de voladeros para las perdices, etc.
Su mayor ilusión sería que su hija siguiera sus pasos, no de cazadora, si no de amante de la fauna y la flora. Ello se lo intenta transmitir cada vez que la lleva al campo, enseñándole cada planta, cada animal, enseñándola lo más importante, a observar. Es impresionante cuando una niña con 3 años sale al campo y te sabe diferenciar, lo que es una flor de diente de león, lo que es una perdiz, un conejo, una liebre… y eso es todo gracias a Javi, y a como nos transmite el amor que siente hacia lo que le apasiona.
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