La feria solo puedo decir que me encantó por lo diferente que era a todas aquellas a las que había concurrido, cierto es que era pequeña y que su fuerte no se basaba en los puestos de marcas, ni de venta de artículos, pero es que ni lo necesitan, pues su enfoque está en ser una feria de cazadores hecha por cazadores, para su disfrute. De entrada se realiza en el campo en unas instalaciones envidiables y por medio de sus actividades, demostraciones y degustaciones no dejo a nadie indiferente.
Ahora bien si con algo me quedo como siempre es con su gente. Empezando por el resto de expositores que fueron geniales y cercanos, la gente de juvenex con Alberto, Higinia, Pedro y Valentín a la cabeza, los de jocaex con María, etc... Siguiendo por todos los visitantes que se volcaron con playmocaza, dando valor a la exposición y dando tanto a mi padre como a mí, mucho cariño, en especial al grupo de chavales que estuvieron conmigo casi todo el fin de semana buscando animales y piezas en los dioramas... y por supuesto a los amigos, como Antonio, Pedro, Carlos, etc. Por último la organización, todos ellos super atentos, amables, cariñosos y muy en disposición de que todo saliera perfecto. Sé que dar nombres está muy mal porque no me quiero olvidar de nadie pero quisiera desde aquí manifestar tanto a Carlos cómo a Alba mi más sincero agradecimiento por contar conmigo para esta edición, por hacer que todo fuera tan fácil y por hacernos sentir tan importantes, por el cuidado y cariño que tuvieron con nosotros y por su cercanía y buen trato.
Pero si alguien se merece unas palabras ese es mi padre, que aunque llevaba una racha regulera, allí estuvo al pie del cañón. Gracias papá por tu compañía en estas aventuras siempre.
Tras esta feria sé que pronto volvere por Atalaya pues sé que allí tengo familia a la que ver.
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