En marzo de 2020 nuestras vidas cambiaron para siempre, con un encerramiento domiciliario que nos dejó por entonces muy marcados y con una pandemia mundial sin precedentes actuales que pusieron en jaque absolutamente todo. En términos cinegéticos supuso tener que vernos abocados a no poder disfrutar del campo, de las esperas, y del inicio de la temporada corcera.
Tras meses duros de confinamiento, llego la deseada desescalada, y al principio con cerramientos perimetrales pudimos empezar a movernos y también a cazar. Hoy quiero compartir con todos vosotros dos de esas jornadas post-confinamiento en este caso tras los corzos.
Me desplacé hasta los Yébenes, lugar de residencia de mi amigo Carlos, para acompañarle junto a su padre en dos jornadas de rececho de corzo, marcadas por el calor pero sobre todo por la ilusión de disfrutar todos juntos del campo y reencontrarnos con aquello que tanto se echó de menos durante semanas. Advertir que el documental que comparto no contiene ninguna detonación pues los corzos avistados fueron pequeños y se decidió no tirarles. Sé que para mucha gente esto es primordial en la caza, y no quiero llamar a equívocos, pero la selección y elegir cuando tirar es parte de la caza también y no por ello dejan de ser buenas y bonitas jornadas a compartir. Tú decides si seguir y verlo, o no.
Con el presente vídeo que aquí presento doy por cerrado los vídeos de la temporada 2019-2020. Aunque hubo esperas dicha temporada, si bien es cierto, tengo esperas pendientes de temporadas anteriores y aun no tengo muy claro como quiero compartir con todos vosotros todo esto, y sea como fuere ya verán la luz en un nuevo proyecto que anticipo en el vídeo y que próximamente detallaré tanto aquí como en todas mis redes sociales. Sin más, ahí queda, esperando que lo disfrutéis tanto como yo lo hice junto a mi amigo Carlos cuando tuve la oportunidad de verlo y tomar un poco de aire por los montes de Toledo.
NO LEER A PARTIR DE AQUÍ SINO SE HA VISTO EL VÍDEO
RESUMEN DE CADA RECECHO
2020-06 Era el primero de los dos recechos que intentamos. Tocaba a Carlos una de las zonas más complicadas del coto para cazar, pues dividen el coto por cuarteles, y los turnos en rotación, dándose esta casuística para la jornada. Hablo de dificultad por el hecho de que es una zona de monte bastante cerrada y por los pocos puntos de agua que tiene donde poder haber realizado esperas con más opciones. La jornada se desarrollo con calor pero sobre todo con mucho aire que no facilitó nada la cosa. Vimos poca actividad aquel día, con solo una corza y su cría, un par de jóvenes muflones y un corzo muy joven que mi amigo Carlos respetó.
2020-07 Tras el poco éxito del mes anterior, y con el celo despuntando en el coto de Urda, me volví a animar a bajar de rececho y acompañar a Carlos un día más. En esta ocasión, pese al muchísimo calor que sufrimos disfrutamos de bastantes vistas de animales, y es que el cuartel que tocaba en esta ocasión era bastante más querencioso. Empezamos mirando los puntos de agua donde vimos una bonita pollada de perdiz, y también una corza a la que espantamos. seguidamente vimos una pareja al paso en un cortadero a la que no pudimos ni siquiera valorar antes de que huyera, para finalmente hacer una espera en un punto de agua, donde pudimos divisar muchas especies de pájaros y una corza con su corcino. Con la última hora de luz, vimos algunas ciervas, un vareto, un par de corzas, una de ellas con corcino, un añal macho, y ya casi sin luz encontramos un corzo destacado. Ya casi sin luz, Carlos que era quien tenía el rifle y mayor capacidad de valoración del animal, decidió no tirarlo por determinarlo mejorable, realizando así una buena gestión para su coto.
Al final podemos concluir que ambas jornadas pese a no terminar con el ansiado trofeo, si fue una experiencia gratificante por el mero hecho de compartir campo, por los muchos animales que dió el monte de Urda y por supuesto del gran rato con la familia Barba.
DEJO FINALMENTE AQUÍ ALGUNAS FOTOGRAFÍAS DE CADA MONTERÍA COMO RECUERDO DE DICHAS JORNADAS
2020-06
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