Como ya relate hace unas entradas, con los anteriores vídeos de mediaveda (pincha para ver el primero aquí) (el segundo aquí) di inicio a nueva temporada de nuevos reportajes, concretamente como ya sabéis a los de la temporada anterior, la 2019-2020. Como ya iréis viendo a lo largo de las siguientes publicaciones se trata de la mejor temporada que particularmente he tenido, tanto desde el aspecto de jornadas cinegéticas acumuladas, como de lances realizados, como de animales abatidos. Nunca había cazado tanto a todos los niveles posibles.
Os invito pues con los alicientes anteriormente descritos a que me acompañéis a revivir todas estas experiencias acumuladas comenzando por el vídeo que hoy os presento. Los más veteranos siguiendo mis andanzas ya sabréis que no guardo ningún tipo de cronología más allá que publicar las temporadas por completo antes de lanzarme a una nueva salvo excepciones, y que suelo mezclar varias monterías por vídeo y según me va pareciendo.
Hoy concretamente el vídeo trata sobre la primera y tercera montería de la temporada, ambas dos manchas pertenecientes al coto cinegético de Alcoba en Ciudad Real. Dos monterías que aún siendo ambas dos de umbría, son antagónicas en cuanto a todo, los Barreros, un valle querencioso y pequeño que habitualmente deja muy buenos resultados y la Fuente, en sierra, cerrada, larga y difícil de montear, y que guarda muy bien a los cochinos en sus hoyas, lo que conlleva resultados discretos en muchas ocasiones.
Como pueden llegar a ser las cosas que con todo lo dicho, y que cumpliéndose en lo que a resultados generales se refiere, fuese en la experiencia general totalmente al revés. Siendo de hecho el puesto que ocupe en la Fuente en el que más he tirado y divertido de toda mi vida como montero.
Sin más y sin ánimo de extenderme por el momento, os dejo con el vídeo esperando que os guste.
A partir de aquí, sólo leer si se ha visto el vídeo pues entro a destripar cada día como reseña más exacta de lo que fue cada jornada.
Los Barreros, celebrada el 19 de octubre, fue una montería que en lo general fue una barbaridad. Cambiada en el último momento por estar cargada de reses, y llevando la montería hasta las 51 piezas abatidas, récord de la mancha desde que tengo registros del año 1992 hizo que la directiva del coto se sumara un gran acierto a su haber. Pero como serán las cosas que en lo personal, tuve la mala suerte de sacar el mismo puesto que el año anterior, en una de las dos zonas menos querenciosas de toda la mancha, y siendo la quinta vez que ocupo dicho lugar, al que propongo le cambien el nombre de numero 8 del cortadero chico por el puesto de los venteños, que es el mote de como nos conocen en el coto, bueno a mi desde que saque al mundo el proyecto de playmocaza, me llaman también "playmo" "playmobil" o "playmocaza". Volviendo a la reseña, dicha postura es corta, sucia y basta decir que la presencia de la gabata que me entro este año al puesto, es la primera presencia de un bicho en dicho lugar. Con lo que después de todo puedo decir que no estuvo nada mal en esta ocasión. Concluyo diciendo que como se puede ver en el vídeo dicho animal fue respetado lógicamente. Como nota curiosa añadir que era la primera vez que cazaba solo en montería en Alcoba, y que en la ruta hacía el pueblo, pude grabar por primera vez un muflón en las Salcedas.
La Fuente, celebrada el 10 de noviembre, se presentaba complicada por el mucho aire que azuzaba el monte y que además venía querencioso para los cortaderos. En lo general se dió dentro de la media con 12 piezas cobradas. En lo particular, la mañana comenzaba con desazón al sacar el uno de la cuerda, el también conocido como el de la esquina del repetidor, un puesto que ya habíamos tenido 20 años antes y que no nos ofreció nada en aquella ocasión, y que particularmente no me gustaba por ser esquinero, por la querencia del aire, y por lo cercano de la suelta. No esperaba nada aquella mañana. He de decir que el puesto esta en lo alto de unas rocas lo que dan una maravillosa visión, y el tiradero es muy amplio posiblemente de los más grandes de la montería y del coto, y además con una panorámica preciosa. En fin sea como fuere no me gustaba vaya usted a saber. Cuan equivocado estaba, cuando este puesto ha pasado por el mejor de cuantos he tenido hasta la fecha. Primeramente con el lance al zorro, que me costo cuatro balas incluida una recarga hacerme con él. El bonito navajero al que posiblemente tire antes de tiempo y largo, pero al que vi muerto antes de tirar la única bala que necesite para tumbarlo para siempre, y de cuya detonación sorpresivamente emergió un batallón de guarros de todos los tamaños de todos lados, que no había visto en primera instancia, yéndome a por uno de ellos. Le dí según mi criterio de entonces, pero no pude cobrar ni ver sangre en el tiro, aunque más tarde según relataron los rehaleros creían que podría tratarse de uno que se habían comido los perros mucho más abajo. Si esto ya no era moco de pavo, aún tuve otro gran lance. Ya casi por el perdedero de arriba, surgieron dos guarretes medianetes dispuestos a cruzar al testero de enfrente. Por tirarles en lo limpio, y dándome un segundo para ajustar el visor al máximo de su 1,5 por 6, les hice el lance al paso del camino, donde fallé el tiro por centímetros de alto. El tiro aceleró a los guarros y los hizo cambiar su ruta , bajándose algún metro lo que les llevaba derechos a un muro de roca. Buscando no precipitarme con el siguiente tiro, y al ver que los guarros al llegar al citado muro de piedras y siguiendo su bajada se obligaban a acercarse a nuestra postura. Me decidí por dejarles llegar y cuando superaran la limitación de tiro que tenía con mi padre, pues aunque estaba pegado a mi y un metro por debajo mía estaba justo en linea de tiro, con lo que necesitaba correr la mano. El plan era bueno y me daba unos segundos de espectáculo, algo raro en los puestos de alcoba, que saboreaba como nunca entre tanto me relamía por como quería jugar el lance. Cuando los guarros superan la zona de seguridad con mi padre, me encaro (hay quien hubiera seguido los guarros por el visor, pero para mi la seguridad es lo primero y no hay negociación posible en esto) y no veo los animales, el aumento que había metido al inicio del lance, cuando tenía 150 metros se había quedado inutilizado a los 60 que necesitaba ahora, con lo que en el reajuste perdí el tiempo y el sitio adecuado para ejecutar mi plan a la perfección. Tras el reajuste y con los bichos algo tapados y más lejanos de lo que hubiera deseado, vamos lo que se viene a llamar ya pasados, realicé dos tiros, el primero fallido, sin apreciar donde quedó entre medias de las jaras que ya medio tapaban a los jabalíes, pero en el siguiente, tanto mi padre como este que hoy escribe, apreciamos que el bicho ladeaba claramente, dándonos a entender que lo había dado. Finalmente y tras rastrear efusivamente no vimos ni gota de sangre a la que agarrarnos para hacer una búsqueda fiable. Sea como fuere y pese a los animales fallados, y no cobrados, teníamos en nuestro haber un precioso zorro y un buen navajerete que me daban una inmensísima alegría en un gran y divertido puesto, que de entrada no me gustaba pero que desde entonces guarda un bonito recuerdo en mi corazon de montero.
Como punto final a esta extensa entrada dejo algunas fotos como recuerdos de dichos días.
Barreros, 19-10-19
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