Primeramente disfrutamos del viaje, donde intercambiamos grandes charlas de caza, y en una de las fincas del camino localizamos unos venados sesteando que nos alegraron y dispararon nuestras ilusiones.
El puesto prometía, era un campo de avena, y tenía una charca al lado izquierdo, comida y agua, con razón estaba muy bien cogido.
Mientras atardecía disfrutamos de las tórtolas y los rabilargos que no dejaban de pasar y entrar. Todo estaba tranquilo y nosotros expectantes.
Yo estaba usando mis casccos Howard Leight Impact sport que facilitan la audición y protegen en caso de tiro el oído,hay que prevenir, la salud es lo primero.
Cuando todo parecía controlado, y estaba apunto de caer la noche, no nos podíamos creer lo que estaba entrando en la parcela, UNA ALPACADORA... Había que cruzar los dedos y esperar que el ruido que ésta provocaba no fuera nuestra ruina.
En fin la noche cayó y la alpacadora se fue cuando termino.
¿Quien iba a pensarse lo que nos acontecería a después? Por la nocturnidad no tenemos fotos, pero os dejo el vídeo que realizó mi amigo Caye que espero sea de vuestro agrado.
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