Con los nervios de no saber a que atenerte por lo desconocido, nos metíamos en una montería cochinera marcada por la lluvia y el viento, donde no obstante disfrutamos muchísimo.
Lo diferentes del paisaje con respecto a mi coto habitual, la forma de cazar, e incluso las costumbres en la parte social, sin olvidarnos claro está de los lances de aquel día, quedaran para siempre en nuestra memoria y quedamos con la esperanza de muy pronto poder volver para seguir disfrutando de la caza en este lugar.
Os dejo el vídeo de lo que pudimos grabar aquella jornada
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