Hace ya unos años, unos pocos, cuando cursaba mis estudios
llegó a mis manos la posibilidad de la lectura y análisis del libro de la Buena
Suerte de Fernando Trías y Álex Rovira.
En este libro nos presentaban dos caballeros que enfocan un
problema de dos maneras muy distintas, de uno que “sembraba” posibilidades para
que lo improbable surgiera y otro que no.
Acordándome de mis tiempos de estudios, ya que me pongo a
rememorar, también me acuerdo de la historieta de aquel paisano que le pedía a
la virgen que le ayudara a aprobar un examen, y la virgen le contestaba “hijo mío,
una hace lo que puede, pero si al menos tocaras un poquitín el libro…”
Este punto de partida tan peculiar no viene sino por unas
reflexiones que me llegan persiguiendo desde el inicio de esta temporada de
caza, por mis propias jornadas y por el resumen que algunos compañeros hacen de
las suyas propias. Efectivamente enfocando el tema de la fortuna al mundo cinegético
podemos observar que tener suerte y tener suerte puede verse desde muchos
ángulos diferentes.
Por un lado tenemos la suerte que depende totalmente de
azar, por ejemplo la que se realiza en una montería a la hora de seleccionar un
puesto, en la que los susodichos se encuentran en una mesa, en sobres cerrados.
Ahí por mucho que hagas no se puede hacer más, te toca lo que la injusta
fortuna quiera (pongo énfasis en este punto en que este mismo sábado el puesto
que seleccioné de entre 47 posturas fue el último que quedó en la mesa sin ni
siquiera darme la opción de elegir).
Cuando hablamos de la primera podemos hablar de suerte está
claro, cuando hablamos de la segunda ya no podemos hablar del mismo tipo de
fortuna. El caso viene al analizar una jornada cinegética, y a la vuelta de la
misma los cazadores comenzamos a narrar nuestras vivencias por el campo. Se oye
mucho lo de “he tenido suerte”, o “valla que mala suerte he tenido”. En muchos
casos estas frases encierran en sí mismo un terremoto de sucesos que han
determinado que parte haya dependido del azar y otras de las acciones propias. Al
final el ser humano necesita justificación de todo y a sus propios resultados
necesita darles explicación y cuando no la encuentra o no sabe ponerle palabras
lo define en muchos casos como fortuna.
El resultado fue disfrutar de la compañía de mi padre, de
unas migas que estuvieron en su punto, de unas tertulias con las amistades como
siempre enriquecedoras, de un campo que a golpe de lluvia recuperaba su verdor
revitalizador, del sonido del agua al golpear en jaras y piedras, de la
sensación de frescor y libertad que sólo da la naturaleza, de unas patatas con
costillas tomadas a las cinco de la tarde bien calentitas que supieron a gloria
bendita y por último disfruté de poder compartir con amigos las vivencias que
el campo nos dio.
Con este resumen sólo puedo decir que la suerte que dependía
de mí, es decir, no quedarme en casa y acudir, fue fructífera y cumplió de
sobra con las expectativas y por tanto puedo decir que la buena suerte me
acompaño.
Para los resultadistas diré que además de todo esto con lo
que ya me siento feliz, en esta ocasión el campo nos brindó una bonita cochina que
tuvo a bien a rondar mi puesto y pude tener un lance donde mi ingenio y destreza
salieron vencedores, y mi padre acto seguido otro lance sobre un guarro
inesperado que le sorprendió en otros menesteres citándole para monterías
venideras mientras se perdía entre jaras.
Sobre esto último podemos analizar cuestiones de suerte como
he ido haciendo, pero quizás y sólo quizás haya que dejar de hablar de la
fortuna sobre todo en tema de resultados y sí hablar de la fortuna que hemos
tenido de tener grandes sensaciones y de haber disfrutado enormemente.
Quizás sea simplista o poco exigente, ya sabemos que siempre
habrá gente que todo lo que no sea tener tras de sí una pila de piezas abatidas
y grandes sumas de puntuación trofeísta, es tener un mal día de caza. Quizás
nuevamente tirando de palabras reiteradas tengo LA SUERTE de no analizar la
caza por los resultados y la enorme FORTUNA de disfrutarla y de vivirla apasionadamente
en todas sus circunstancias.
2017-11-04 Montería La Quejiga, Alcoba de los montes (Ciudad Real)
PD: Os dejo con alguna foto que pude echar en el puesto y
que espero sea de vuestro agrado.
PD 2: También me lleve la cámara de video y muy pronto os
mostraré con más detalle este gran día de caza.
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