Tras dejar el pesimismo de la temporada anterior en el que nos vimos con un reducido número de días de caza, este año hemos vuelto a inscribirnos en el coto cinegético de Alcoba (donde ya os adelanto que se pueden coger días sueltos para monterías y acciones para la gente foránea del mismo) y digo hemos ya que mi padre y yo volveremos a ser pareja de baile en estas lides.
Al volver a ser socios tenemos mediaveda, días de menudas, esperas y monterías por lo que el calendario estará muy completo. Al margen de días sueltos que ya pueda ir yo completando por otros lares que eso ya será harina de otro costal.
Llegó agosto y con este mes comenzó el inicio de una nueva temporada que como ya he dicho promete ser cuanto menos apasionante. La mediaveda nos esperaba, no obstante mi padre se encontraba de vacaciones y en los primeros días no podría ir y andaba un tanto desilusionado un servidor por esta razón, hasta que mi amigo Ramón también socio, me invitó a acompañarle el día de la apertura.
La verdad estaba loco de contento pues en mi etapa de cazador, es decir sin exceptuar mi niñez, sólo una vez más había ido de torcaces y tenía muchas ganas.
Como el andaba más pillado de tiempo me encargué yo de la munición y en esta ocasión me decidí por cartuchos de 7ª de 32 de la marca RIO que a la postre nos gustaron.
El calendario cumplió y alcanzamos el día del estreno. Salí del trabajo y me hice las dos horas de viaje para llegar pronto. Tocaba cazar por la tarde. Y pese a que llegué lo antes que pude, que el calor era acuciante y tostonero, el sitio que Ramón tenía previsto coger y por donde el tenía controlado el paso, estaba ya ocupado. Por lo que tocó improvisar y nos colocamos como pudimos.
Las palomas al final cumplieron por este lugar, y pudimos tirar unas 2 3 cajas de cartuchos. Pero tiros poco limpios, pues pasaban muy altas o lejanas. Y sólo pudimos bajar dos.
En cualquier caso el resultado fue lo de menos, ya que disfrutar del paisaje, de la multitud de caza que pudimos ver mientras nos colocamos ( varias hembras de corzo con sus corcinos, otros corzos machos, y un par de ciervos) y en este caso de una tarde de charla con Ramón fue más que bueno.
Cuando mi padre vino de las vacaciones, nos embarcamos en el que sería el segundo día de mediaveda, previo paso por la armería la caza, donde adquirimos cartuchos de 6ª y 7ª de 32 de la marca DELSUR, que también nos gustaron.
Este día a diferencia del anterior lo enfocaríamos por la mañana, y pese a lo avanzado del calendario ya que era 2 de septiembre y que las palomas ya se habían resabiado mucho, nuestra moral como siempre estaba por las nubes. Nos colocamos donde hubieramos querido colocarnos Ramón y yo el otro día y la suerte quedó echada.
La realidad fue que a la altura de las nubes lo único que entraron fueron las torcaces, y pese a que gastamos caja y media larga de cartuchos ningún tiro fue cercano y que fueron tiros más de doblar dedo que de otra cosa. Sólo pudimos rascar una torcaz.
En cualquier caso fue una mañana muy intensa donde la entrada de una corza a escasos 30 metros, y durante unos 5 minutos nos devolvió con creces la ilusión que teníamos invertida en esta mediaveda.
El balance por tanto de esta mediaveda aunque pobre en estadísticas ha sido enorme en otras variantes y con eso me quedo, ahora sólo queda esperar poco más de un mes a la general, veremos si los nervios nos dejan de vivir hasta entonces.
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